1921 – 1924
ANTIGUO HOTEL ALFONSO XIII
Mientras Antonio Palacios se encontraba inmerso en la construcción de la Casa Matesanz, en la Gran Vía, el arquitecto José Yarnoz proyectaba un gran edificio tan solo unos metros más allá, en el número 34 de la misma avenida. Se trataba de un encargo del empresario Martín Lago para construir un edificio de oficinas y viviendas con once alturas.
En enero de 1921, la licencia de obras fue denegada y se exigieron una serie de cambios en el diseño. Yarnoz corrigió los planos y el permiso fue concedido en abril de ese mismo año. Debido a que el expediente no se conserva completo, no se sabe qué ocurrió, pero Yarnoz abandonó el proyecto y fue sustituido por Palacios.
Antonio, apenas cambió la distribución interior que, curiosamente, recuerda mucho a la Casa Comercial Palazuelo o la Casa Matesanz. El sótano albergaba almacenes, trasteros, diversas instalaciones y la casa del portero. La planta baja acogía los espacios comerciales dispuestos en torno a un portal comunicado con un gran vestíbulo cubierto por una cristalera. Las oficinas —catorce por piso y con antesalas— ocupaban el entresuelo, la principal y las cuatro plantas siguientes. Las tres últimas alturas se reservaron para uso residencial. Las comunicaciones verticales se organizaban mediante una gran escalera de planta semicircular que daba acceso a las oficinas —comunicadas a su vez a través de galerías— y tres ascensores situados en el vestíbulo.
Palacios modificó ligeramente este planteamiento para convertir la escalera semicircular en imperial y eliminó uno de los ascensores. Estas variaciones también se debieron a que los tres últimos pisos se convertirían en un hotel de habitaciones con baño incluido, el Alfonso XIII. Más adelante, el hotel ocuparía los seis últimos pisos.
Al exterior, el edificio presenta un gran zócalo de doble altura que se extiende desde la planta baja hasta el entresuelo, rematado por un balcón corrido sujeto por ménsulas colosales. Sobre el balcón se disponen unos ventanales que hacen la función de pedestales para las columnas jónicas de orden gigante que arrancan en el siguiente piso. Entre las columnas asoman miradores de hierro y cristal. El siguiente piso funciona como el friso de un entablamento estilizado. Por último, el conjunto se remata con un ático de dos pisos, el último retranqueado y con dos torreones en las esquinas. Se trata, por tanto, de una fachada que recuerda a otros proyectos de Palacios, como el Banco Español del Río de la Plata o la cercana Casa Matesanz. Por otra parte, se aleja de los trabajos de Yarnoz, como el Palacio del Libro, de la editorial Espasa Calpe, en un estilo neobarroco, que estaba construyendo en esos momentos en la Gran Vía, 29.
La falta de documentos rodea de misterio este proyecto, aunque todo apunta a algún tipo de colaboración entre Antonio Palacios y José Yarnoz.
El edificio ha mantenido su uso como hotel a lo largo del tiempo, cambiando su nombre por el de “Alfonso” durante la República, «Avenida» tras la Guerra Civil y «Tryp Cibeles» a principios del siglo XXI, tras ser rehabilitado entre 1998 y 2000. En la actualidad mantiene su uso hotelero. En las plantas bajas aloja un comercio que reformó el espacio, respetando el esquema original, pero sin conservar la decoración.