HOSPITAL DE JORNALEROS DE SAN FRANCISCO DE PAULA

Dolores Romero y Arano, viuda de Francisco Curiel y Blasi, decidió destinar su gran patrimonio a la fundación de instituciones benéficas, siguiendo la corriente filantrópica que reinaba en aquel momento entre las clases acomodadas. Uno de estos proyectos sociales fue el Hospital de Jornaleros de san Francisco de Paula, centrado en la atención sanitaria a jornaleros que no disponían de los medios económicos necesarios para tratamientos y rehabilitaciones. El Hospital, además, contemplaba entre sus servicios los ingresos hospitalarios de los trabajadores hasta una estancia máxima de un mes.

En 1908 Dolores encargó a Antonio Palacios, que en ese momento aún trabajaba junto a Joaquín Otamendi, el diseño de este gran edificio que se ubicaría en Cuatro Caminos, en concreto en la manzana comprendida entre las actuales calles de Raimundo Fernández Villaverde, Alenza, Maudes y Treviño, donde antes se levantaba la aldea de Maudes, perteneciente al municipio de Chamartín de la Rosa, que se anexionó a Madrid en los años 40. Se trataba, en definitiva, de un lugar alejado del centro de Madrid que ofrecía cierta libertad arquitectónica en el diseño exterior, ya que el edificio no configuraría la ciudad de forma decisiva como había ocurrido anteriormente con el Palacio de Comunicaciones.

El edificio ocupa una superficie total de 13.891 m² y está articulado por cuatro naves dispuestas en aspas, en cuyo centro se encuentra un gran patio octogonal que, mediante una galería central, comunica todas las naves. Este diseño propiciaba la circulación de aire y la iluminación natural a las salas de enfermería.

El esquema del edificio está inspirado en los hospitales reales fundados por los Reyes Católicos durante el siglo XV, sin embargo, la iglesia, que solía ocupar el lugar central esta vez ocupado por el patio, se ubicó en el extremo norte para acceder de manera directa desde la calle Raimundo Fernández Villaverde y también desde la galería que rodeaba el patio central. En su interior destacan las vidrieras de la casa Maumejean, que aportan luminosidad y solemnidad al templo. Su fachada exterior destaca por su monumentalidad, por el uso de la cerámica —en consonancia con el resto del complejo— y por sus torres, que recuerdan a las del Palacio de Comunicaciones.

En el lado opuesto a la iglesia, orientado a la calle Maudes, se ubicó la entrada al complejo hospitalario. Aquí se construyó un pabellón de tres alturas en el que se alojaban los servicios administrativos, laboratorios, almacenes y otros servicios generales. Al igual que el templo, este edificio estaba conectado a la galería central.

El pabellón de consultas y cirugía se ubicaba entre dos naves, en el área que daba a la calle Treviño. Estaba comunicado con la galería central a través de una pasarela metálica acristalada que daba a la segunda planta.

En el extremo opuesto al pabellón de consultas y cirugías se encontraba el pabellón de aislamiento. Se podía acceder desde la calle Alenza, pero no estaba conectado con la galería central. Sin embargo, contaba con un pasillo subterráneo que llegaba al edificio principal y era utilizado para el transporte de cadáveres. Esta construcción albergaba diez camas, sala de autopsias, depósito de cadáveres y un pequeño espacio para velatorios.

Los pabellones que forman las aspas están conectados al patio central. Poseen amplias galerías laterales, para facilitar la circulación por el edificio. Albergaban las salas de enfermería y las habitaciones para internar a los enfermos, con capacidad para doscientas camas. En los extremos se emplazaron los comedores, servicios higiénicos y almacenes. Al exterior, estas dependencias están rematadas por dos cuerpos coronados con torreones.

El complejo se diseñó rodeado de jardines, tanto en el patio central como en las zonas entre los pabellones. La presencia de vegetación era de alta importancia en el proyecto, ya que se trataba de un factor clave para la recuperación física y mental de los enfermos. Todo el complejo estaba delimitado con una valla de piedra caliza que aislaba el hospital del exterior. Las fachadas del edificio se caracterizan por el uso de la piedra caliza blanca casi sin labrar, que proporcionan un efecto de robustez y se relacionan con la arquitectura regionalista que Palacios aplicó en algunos de los proyectos ejecutados en Galicia. La utilización de este tipo de piedra de color pálido, además, daba cierto aspecto de higiene al hospital.

En cuanto a la decoración, en el interior del complejo se utilizó la cerámica de la fábrica sevillana de Manuel Ramos Rejano, como ya había ocurrido en el Palacio de Comunicaciones. En el exterior del edificio la decoración cerámica corrió a cargo de Daniel Zuloaga, con quien Palacios mantenía una estrecha amistad. Zuloaga utilizó la técnica del trencadís, muy habitual en las arquitecturas modernistas, consistente en realizar un mosaico a base de aplicar fragmentos cerámicos. El artista también utilizó paneles cerámicos con relieve, para proporcionar aún más dinamismo al edificio.

El Hospital de Jornaleros u Hospital de Maudes, como también se conoce, fue inaugurado en 1916. Durante la Guerra Civil fue incautado por el gobierno republicano y se convirtió en el primer hospital de sangre de Madrid, acogiendo en su mayoría a soldados heridos en el frente.

Al finalizar la Guerra Civil, en 1939, pasó a denominarse Hospital Militar de Urgencias. El complejo fue dotado con nuevos equipos quirúrgicos y se amplió su capacidad a trescientas camas. Entre 1950 y 1964 se llevaron a cabo diversas obras de mantenimiento en el complejo, sin embargo, su mal estado propició que se clausurara definitivamente a finales de los años 60.

En 1984 la Comunidad de Madrid adquirió el inmueble. Tras una intensa reforma en la que se adecuaron las instalaciones y se recuperaron las fachadas, el Hospital de Jornaleros de san Francisco de Paula se convirtió en la sede de la Consejería de Ordenación del Territorio, Medio Ambiente y Vivienda, en la actualidad Consejería de Vivienda, Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid.